Walt Disney World Orlando: unas vacaciones mágicas

Disney es sinónimo de magia. Así ha sido desde hace generaciones, y así seguirá siendo por muchos años más. O al menos, eso esperamos. Sus maravillosos largometrajes animados han llenado de ilusión y fantasía los sueños de millones de niños a lo largo y ancho del planeta, y la visita familiar a sus sensacionales parques temáticos ha sido siempre la gran promesa que todos hemos anhelado en algun momento de nuestra vida. Con la cantidad de localizaciones y regiones tematizadas existentes, podriamos estar toda una vida satisfaciendo al niño que tenemos dentro disfrutando de todos los parques Disney sin poder verlos todos. 

Sin embargo, si tuvieramos que elegir un solo destino al que viajar, ese sería Orlando. Si, Anaheim (California) fue donde el insigne Walt Disney materializó por vez primera su idea de acercar la magia a los amantes de las norias y las montañas rusas, pero la ubicación de este auténtico imán turístico para visitantes de todo el planeta es una visita verdaderamente imprescindible para aquellos que tengan pensado relajarse en la siempre soleada Florida. La diversidad de opciones para los amantes de los personajes Disney es inmensa, con 6 parques que incluyen safari y dos áreas acuáticas.

Durante nuestra visita elegimos visitar sus dos parques más antiguos por considerar que son esenciales para empaparse de la esencia más pura de este fantástico universo: Epcot y Magic Kingdom.

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Epcot

Sin duda el gran desconocido de entre todos los parques Disney, Epcot es en ocasiones despreciado como el menos interesante por su vocación decididamente divulgativa. Nacido como prototipo de la ciudad utópica futurista que tenía en mente Walt Disney, el paso del tiempo y la misma llegada de ese futuro que intentó predecir han hecho que Epcot sea visto por muchos como un vestigio del pasado (irónico, ¿verdad?) cuya ausencia de atracciones destinadas a los amantes de las emociones fuertes le reste atractivo.

Nada más lejos de la realidad. Por supuesto, si lo que uno busca son montañas rusas, loopings y gritar cabeza abajo, Epcot no es el parque idóneo. El encanto de Epcot reside en otros factores. Por un lado está Future World, el escaparate futurista que le hizo popular cuando abrió sus puertas en el año 1982 y que se nos presenta en pleno siglo XXI como un delicioso ejemplo de nostalgia y de la fe en el progreso tecnológico. Atracciones como Test Track, donde se nos permite “crear” nuestro propio vehículo alterando factores como la potencial, la eficiencia o la capacidad de respuesta para luego “probarlo” en una divertida carrera contra el resto de visitantes, es una de esas experiencias calmadas y tranquilas prácticamente imposibles de encontrar en el resto de parques. El simulador de vuelo Soarin’ y, por encima de todas, Spaceship Earth, el fantástico viaje por la historia de las comunicaciones a través de una gigantesca esfera, son las otras dos imprescindibles. Detalles como la presencia de hogares futuristas para pájaros completamente funcionales en las avenidas del parque despiertan una sonrisa y te contagian del mismo entusiasmo que vio nacer a Epcot.

La otra gran zona es World Showcase, la impresionante recreación de numerosos países y entornos del planeta. Una visita a Epcot es lo más parecido a viajar por todo el planeta sin necesidad de llevar pasaporte…a no ser, claro está, que uno compre uno de los preciosos modelos disponibles para ser sellados en zonas seleccioadas. Lo confesamos, fuimos incapaces de resistirnos a hacernos con uno. El mimo y atención que cada uno de estos 11 entornos dedica a cuidar los más mínimos detalles es simplemente magistral. Durante unos momentos de verdad creemos estar entrando en un bazar marroquí, una calle típicamente británica, los alrededores de un palacio japonés, una tradicional boulangerie francesa o el interior de una aldea escandinava. La arquitectura, el diseño e interior de las tiendas, la comida y la sensación general de impecable pulcritud presente en cada uno de estos lugares es sobresaliene, y nadie debería perdérselo.

Una mañana en Epcot es una mañana bien invertida. Aguantad durante unas horas vuestras ansias de emociones fuertes, y recompensad a vuestros sentidos con este maravilloso vistazo al futuro que pudo haber sido mientras recorréis a pie o en barco algunas de las más perfectas recreaciones del mundo. No os arrepentiréis.

Magic Kingdom


Por supuesto, ninguna visita a los parques estaría completa sin pasar un día en el área más famosa, icónica y, valga la redundancia, mágica que uno podría esperar. Si hubiera que elegir uno solo de entre todos ellos para inundarse del espíritu Disney, ése es sin duda Magic Kingdom. Su exitoso modelo se ha visto implementado por todo el planeta, desde EEUU a Japón, pasando por Francia, como su mejor embajador posible. Tomorrowland, Fantasyland, Frontierland…sinónimos de diversion para toda la familia que transportan al visitante al interior de las principales películas de la factoría Disney, ya sea internándose en el Laberinto de Alicia, visitando a la malvada dragona que mora en las entrañas del Castillo de la Bella Durmiente, intentando extraer de la roca la Espada de Excalibur o montando en los archiconocidos Dumbo voladores, resulta imposible no disfrutar como un niño recorriendo los exquisitos decorados, saludando a los personajes que pueblan el parque y admirando cada detalle. Por supuesto, aquellos osados que busquen poner a prueba su valor tienen a su disposición la siempre emocionante montaña rusa interior Space Mountain, la casa del terror The Haunted Mansion o nuestros favoritos, los siempre populares “trenes de la mina” Big Thunder Mountain y el más reciente Seven Dwarfs Mine Train. Indispensables todas ellas.
Magic Kingdom atesora esa complicada mezcla que permite disfrutar a gente de, literalmente, todas las edades. Imprescindible.

Alojamiento y transporte


Por supuesto, si el dinero o el medio de transporte no es un problema, la opción más preferible para aprovechar al máximo la visita es alojarse en cuaquiera de los maravillosos hoteles que Disney ofrece a sus visitantes más adinerados. Emplazados en el lago Buenavista y prácticamente junto a la puerta de los principales parques, son perfectos para aprovechar al máximo vuestras vacaciones. Sin embargo, si ahorrar es la prioridad o no se dispone de un vehículo propio, la opción más recomendable es buscar una habitación en algunos de los numerosísimos hoteles que inundan las carreteras circundantes no sólo a los Parques Disney, sino a otros clásicos imprescindibles del entretenimiento familiar como Seaworld y los dos parques de atracciones de Universal Studios. Aunque la calidad de estos alojamientos es variable, la mayoría ofrecen autobuses gratuitos para los más madrugadores que realizan recorridos hasta los parques Disney prácticamente cada mañana. La cantidad de restaurantes, atracciones y demás opciones de entretenimiento para toda la familia (algunas verdaderamente desternillantes) hace de esta opción una experiencia para recordar.

Disclosure level 1: The author received NO compensation to write this article. The author received a complimentary day press pass to access the park and experience it firsthand. This didn’t influence the author’s opinions or the decision to run an article about this location. The opinions stated are the author’s own and the links provided are information-only.

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